martes, 17 de noviembre de 2009

TERCER CAPITULO DE HISTORIA DEL ARTE

lucha de clases Nicos Hadjinicolaou enfoca su ensayo sobre lo que llama La Historia del Arte como parte de la historia de las civilizaciones. que desde hace 1900 surgió la necesidad de recurrir a la personalidad de los productores de las imágenes para poder explicarlas o escribir la historia de lo que él llama la producción de imágenes. “Una parte de estas concepciones puede ser reunida bajo la denominación general de historia del arte como parte de la civilizaciones”.Luego cita a Hippolyte Taine: para comprender una obra de arte, a un grupo de artistas, es preciso representarse con exactitud el estado general del espíritu y de las costumbres de la época a que pertenecen, ahí reside la causa primitiva que determina el resto. Con él se inaugura la gran tradición de la Kulturgeschichte, (historia del arte), afirma que los historiadores Fritz Saxl y Erwin Panofsky, austriaco el primero y alemán, el segundo, tenían una posición de clase, citando las palabras pronunciadas por Saxl en una conferencia:la escuela de Warburg en la yo he crecido, como algo más que una simple historia de la visión artística, ya que los investigadores de la escuela Warburg confrontan la obra de arte con los demás documentos históricos del período al que aquélla pertenece”.Asevera que Panofsky tenía un actitud general ante la historia de la producción de imágenes que se hizo patente por medio de un portentoso conocimiento de la literatura de siete u ocho principales lenguas europeas en sus manifestaciones principales, esto es, poesía, teatro, filosofía, teología, astrología, física, geografía y medicina, de la antigüedad clásica , a través de la Edad Media, hasta nuestros días, y un conocimiento igualmente profundo de las imágenes de todo género, esto es, pinturas, miniaturas, dibujos, grabados, pinturas sobre vidrio, sobre cerámica, etcétera, que le permiten relacionar textos e imágenes, encontrando el “sentido”, por lo general oculto y en todo caso invisible, de una imagen en su “fuente” literaria”.Asevera que la mayor debilidad de la teoría de Panofsky radica precisamente en la separación que establece entre “forma” y “contenido”. Dice, además, que Panofsky pasa por alto las condiciones históricas que son determinantes para su campo, es decir, las condiciones ideológicas, las relaciones sociales ideológicas.Hadjinicolaou afirma que no ataca lo que él llama la iconología como técnica, sino como método, con su tendencia a identificarse con la historia del arte. Cuestiona la afirmación de Panofsky al decir,consideramos la obra de arte como síntoma de alguna ‘otra cosa’ que se expresa en una infinita diversidad de otros síntomas; interpretamos los caracteres de su composición y de su iconografía como manifestaciones más particulares de esa ‘otra cosa’”. Hadjinicolaou sostiene: “, que una imagen no es un “síntoma” de cualquier otra cosa, no puede ser mirada desde ese ángulo por la historia del arte, una imagen es un producto que participa como tal en la lucha ideológica de clases”.Hace caso omiso del bagaje cultural y la erudición que eran necesarios que Panofsky poseyera para poder realizar lo que el autor llama “un portentoso conocimiento de la literatura de siete u ocho principales lenguas europeas”, así como “un conocimiento igualmente profundo de las imágenes de todo género”. Se abstiene de mencionar algunas de las ideas de Panofsky, tales como, el hecho que el autor alemán dice: “Que la historia del arte es una ciencia en la que se definen tres momentos inseparables del acto interpretativo de las obras en su globalidad: .Entonces ataca el concepto de “sociología del arte”, planteando la pregunta: ¿Qué se entiende por “sociología del arte”? Afirma que es curioso advertir que no existe ningún estudio serio que defina la sociología del arte y su lugar como disciplina científica en el seno de las ciencias sociales.Othmar Spann, quién afirma en su obra Teoría de la sociedad: “No puede existir una ‘sociología del arte’, ‘una sociología de la religión’, ‘una sociología de la ciencia’ una ‘sociología de la familia’ como ciencias autónomas.Resume su rechazo a las afirmaciones de los historiadores precitados, afirmando: “No se encuentra, ni en los trabajos de Francastel ni de una manera general fuera de ellos, una definición de la sociología del arte y de su objeto como objeto diferente del objeto de la historia del arte”.Concluye el capítulo al aseverar: “Las imágenes se disuelven en un conjunto llamado ‘espíritu’, ‘cultura’ o ‘sociedad’, con una vida absolutamente autónoma. Sin embargo, los defensores de esta concepción de la historia del arte no sacan todas las consecuencias, ¡puesto que pretenden hacer, a pesar de todo, historia del arte! Así, van a dar en el eclecticismo. No habiendo definido el lugar de la historia del arte en el seno de “la historia general de las civilizaciones”.No representan “un progreso”, sino simplemente una adaptación de la burguesía a las exigencias planteadas por la acuidad de la lucha ideológica de clases y el progreso general de la ideas marxistas.Es menester puntualizar que la obra de Nicos Hadjinicolaou fue escrita en el año 1973, es decir, hace treinta y seis años. Algunos escritores, antes que él, enfocaron el arte en igual forma que Hadjinicolaou lo hace en su ensayo, es decir, desde la óptica del materialismo dialéctico. Él, tanto como los autores que comparten su criterio, dirigieron su atención hacia ese problema desde unos supuestos previos, para tratar de resolverlos acertadamente. Uno de ellos fue. Arnold Hauser, historiador de origen húngaro, quien escribió La historia social del arte en la cultura, la política, la economía, la antropología, la lingüística, la filosofía y demás ciencias sociales que influyen en el devenir de la sociedad”. La misma fuente afirma: “En sus inicios, la sociología del arte estuvo estrechamente vinculada al marxismo, si bien luego se desmarcó de esta tendencia para adquirir autonomía propia como ciencia”.

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